domingo, 18 de octubre de 2015

UNIDAD 4: MI PRÁCTICA EVALUADORA

Ya estamos en la 4º semana y lo primero que debemos de hacer es una reflexión acerca de nuestra manera de evaluar en la escuela. Este creo que es el caballo de batalla de la mayoría de los docentes. Nos cuesta mucho trabajo evaluar en competencias, evaluar el saber hacer antes que el saber a secas. Es necesario trabajar para conseguir una evaluación que sea verdaderamente JUSTA  y EFICAZ, donde todos los protagonistas del proceso de aprendizaje tengan su propio papel activo y que nos sirva para mejorar los aspectos necesarios de nuestra práctica docente. 
La etapa de infantil, que es en la que yo trabajo, es algo más flexible en este aspecto, por su carácter no obligatorio, quizás, y la edad del alumnado. La estrategia más usada es la observación directa del alumnado, aunque también el análisis del porfolio, donde intentamos evaluar el trabajo realizado. Siempre que comenzamos un proyecto realizamos una evaluación inicial, que nos va a permitir ir avanzando y darnos cuenta de a dónde hemos llegado. Utilizo algunas rúbricas en mi clase, sobretodo en 4 y 5 años, para que puedan autoevaluarse e incluso coevaluarse. Esto permite al alumnado saber qué tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer para conseguir nuestro objetivo. Evaluamos la expresión oral, en los momentos en que hay exposiciones orales, los trabajos escritos que pasarán a formar parte de su porfolio del proyecto y, por supuesto, el trabajo en equipo. Aquí os dejo las rúbricas.



Esta evaluación me proporciona información acerca de los procesos seguidos por mis alumn@s a lo largo de las diferentes tareas. Está claro que no intento evaluar los contenidos o conocimientos que el alumnado va a adquirir a lo largo de todo el proyecto (que también serán bastantes), sino las estrategias que ponen en marcha para alcanzar todas y cada una de las tareas que nos llevarán a la obtención del producto final. Por eso, creo que es importante, además de las rúbricas, llevar a cabo tareas, actividades y ejercicios donde el alumno pueda autoevaluarse, porque si queremos hacer de nuestro alumnado personas autónomas, reflexivas, críticas, no podemos evaluar solo los docentes, no puede ser el docente quien decida si las cosas están bien o mal hechas. 

En cuanto a mi centro de trabajo, llevamos ya una trayectoria larga de trabajo por tareas. Poco a poco hemos ido pasando de la tarea al ABP, pero cada docente a su ritmo, a medida que se va sintiendo más seguro y convencido de que hay otra manera de hacer escuela. Por lo tanto, está claro que no evalúa solo el profesorado, sino que se utilizan rúbricas que permite la autoevaluación, y se evalúan competencias, no sólamente contenidos. También es cierto, que el cambio es lento y que depende de cada persona, hay quién todavía le da más peso a los contenidos y centra la evaluación en ellos. La evaluación se realiza de forma contínua, a lo largo de todo el proceso y por supuesto al final del trimestre se realiza la evaluación que nos exige la administración educativa.



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